lunes, 8 de septiembre de 2014

PÁLIDA LUZ

Esto necesariamente iba a pasar. 
Guitarra nueva, medio farabutera, y uno en seguida se cree un rockero. 

Como buen rockero entonces, hay que componer un rocanrol en la guitarra. 
Y aunque uno sea un cuarentón, nunca es tarde para empezar.

Acorde con la etapa de la vida del que lo piensa, el protagonista de ocasión no tiene rostro, nombre, ni apellido. 

O tal vez, si. 
Muchos quizás. 
Es el Derrotado. 
El Quebrado.  
El Vencido.  


Pero no ese "vencido" que pide a gritos lugar en el caballo del Quijote, para regodearse en su derrota y concebir todas las melancolías.  

No, este es el vencido que sin darse cuenta vende su alma al enemigo, y funda su derrota en la que creyó su victoria. Este es el vencido que se convirtió en aquello a lo que alguna vez aborreció y que, cuando quiso darse cuenta, ya era tarde.
    
"Todos tenemos uno", diría un amigo. 

Todos conocemos un quebrado. 
Muchos de nosotros, incluso, damos pelea cotidianamente con uñas y dientes para no ser devorados por esos seductores fantasmas, y para no conventirnos en zombis de ese lado oscuro al que juramos combatir. 

Cuando lo logramos, seguimos siendo nosotros mismos. 
Cuando no, la mirada se inunda con la pálida luz de esa derrota tramposa, a la que algunos tontos o perversos llamarían "éxito".  


PALIDA LUZ 

Como una rebelión de palabras 
sin saber
esta canción es tu castigo
Triste revolución del pasado 
sin querer
vas silenciando los testigos
imaginarios de tu voz
asesinando todo

Solo en tu soledad
cuando nadie puede ver
te enamorás de tu enemigo
Temes la libertad
el futuro 

y el saber
que sólo sos sueños perdidos
en la ruleta del dolor
adormecido y loco

¿Alguien alguna vez

un segundo pudo ver
sin detener el tiempo
y descubrió en tus ojos
la pálida luz
la pálida luz
la pálida luz de tu mirar?

¿Alguien te concedió
su sonrisa alguna vez
sin provocar el miedo
sin encender tan solo
la pálida luz
la pálida luz
la pálida luz de tu mirar?

Cometas de neón
serpentinas de placer
anestesiaron tus sentidos 
Dioses de cotillón
candelabros de papel
y un corazón que fue vendido
en el mercado del amor
donde dejaste el fuego

Gris y desolación
el palacio que fue ayer
solo paredes 
y el vacío
rifaste tu ilusión
en las mesas de un café 
te disfrazaste de mendigo
y andas rogando lo que sea 
arrodillado y triste 

¿Alguien alguna vez
un instante pudo ser
sin derrotar el viento
y descubrió en tus ojos
la pálida luz
la pálida luz
la pálida luz de tu mirar?

Alguien te regaló
su caricia alguna vez
sin derretir el hielo
sin encender tan solo
la pálida luz
la pálida luz
la pálida luz de tu mirar?

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