jueves, 14 de noviembre de 2013

"SIMPLIFICA, SIMPLIFICA, QUE ALGO DAÑARÁS" - A PROPÓSITO DE LA ESTIGMATIZACIÓN DE D¨ELIA

Desde su columna en el blog de TN, Bruno Bimbi publicó ayer una nota titulada "¿Qué hacía Luis D´Elía en la marcha del orgullo?". (http://blogs.tn.com.ar/todxs/2013/11/12/delia/)

En el artículo, se cuestionaba la presencia de este dirigente en esa movilización a partir de una argumentación central: D´Elía defiende al régimen iraní. El régimen iraní condena y reprime la homosexualidad. D´Elía no debería participar de la marcha del orgullo.

Hace rato que vengo leyendo al amigo Bimbi y discrepando profundamente y en silencio con sus apreciaciones, pero su última nota realmente me provocó una profunda indignación y, en ese marco, fue que respondí a un retweeteo de su artículo expresándole mi desagrado de manera descarnada y frontal, diciéndole que me parecía que su gorilismo era cada vez más forzado.

El tenor de las respuestas y las menciones recibidas (ver mi TL: https://twitter.com/horabou) , me pone en la obligación de aclarar y argumentar mi posición, de explicar por qué me parece gorila la posición de Bimbi..


La operación que realiza Bimbi en su artículo consta de tres elementos que lo tornan falaz y lo colocan en un campo determinado de la disputa política e ideológica actual, tanto a nivel doméstico como en términos globales. Y esto, mal que le pese al autor, define el marco a partir del cual uno interpreta lo que escribe.

En primer término, lo que aparece como un elemento determinante de la argumentación de Bimbi, es la caracterización que se hace del régimen iraní como el mal absoluto. 

En ese sentido, entonces, cualquiera que defienda el régimen iraní, está defendiendo un paquete cerrado de políticas que van desde el asesinato de homosexuales, hasta la complicidad con el atentado a la AMIA, pasando por la negación del holocausto. Sorprendentemente, el artículo omite otro de los elementos centrales y determinantes de la caracterización del régimen iraní como parte del eje del mal: su política nuclear.

Y no es cuestión aquí de hacer una defensa de un gobierno con el cual no comparto casi nada y del cual aborrezco muchas de sus políticas. Hacer eso, sería entrar en el juego de simplificaciones berretas a las que nos tiene acostumbrados la prensa y el relato dominante. Lo que sí voy a expresar, es lo escandalosamente obvia que resulta la operación de invalidar a cualquiera que defienda cualquier elemento de ese gobierno a partir de caracterizarlo como el mal absoluto y, como contrapartida, de lo concesivos que son los mismos que promueven esa caracterización respecto de otros gobiernos y regímenes tan o más terribles y represivos.

La pena de muerte es siempre una aberración. El asesinato de civiles es siempre una aberración. La tortura es siempre una aberración. Entonces, continuando con la lógica aplicada por Bimbi en su artículo, podríamos decir sin ponernos colorados que todos aquellos que ven con simpatía al gobierno de Obama son cómplices de la tortura en Guantánamo, o que quienes defienden al Estado de Israel son cómplices de las violaciones a los derechos del pueblo palestino.

Como consecuencia de ello, así como se le exige a D´Elia que aclare todo el tiempo que no niega el holocausto y que repudia la ejecución de homosexuales en Irán: ¿no habría que exigirle a Carrió con la misma insistencia que condene la tortura en Guantánamo? ¿No habría que pedirle a Macri que repudie los bombardeos sobre la población civil en medio oriente? 

¿Cuál es la explicación de esta doble vara? Es muy sugestivo, y realmente es muy difícil no pensar que es funcional a la política internacional de EE.UU., que caracteriza a Irán como parte del eje del mal sin otro objeto que el de justificar una posible invasión que saqueé sus recursos naturales.  


El segundo elemento que subyace en el artículo de Bimbi, es la estigmatización de D´Elía como un monstruo con el cual ningún gentilhombre defensor de las causas justas debería compartir ni escenarios, fotografías, ni columnas en movilizaciones.

D´Elia, el que por defender el régimen iraní pasó a ser automáticamente antisemita. D´Elía, el que toma comisarías por capricho. D´Elía, el que propina puñetazos a pacíficos caceroleros. D´Elía, el negro piquetero cooptado por un gobierno corrupto. Y podríamos seguir enumerando. 

Hace años que desde los medios dominantes se viene impulsando la caracterización de D´Elía como el monstruo de la política argentina. Ultimamente se agregaron otros mosntruos, como La Campora. Esta operación no es para nada ingenua: lo que busca es estigmatizar y deslegitimar la palabra y las posiciones políticas de aquellos actores, fundamentalmente la juventud y los sectores populares, que no se disciplinaron ni se disciplinan al sentido común que pretenden imponer los poderosos.

En el caso particular de D´Elía, además, subyace ese racismo atávico en nuestro país, que estigmatizó y condenó primero a los indios y los gauchos, después a los cabecitas negras, y finalmente a los piqueteros y a los beneficiaros de la Asignación universal. Nuestra historia demuestra trágicamente; Bruno, cuales fueron las consecuencias concretas de esa estigmatización.

Entonces, defender a D´Elía, no es defenderlo en tanto individuo ni avalar necesariamente la totalidad de sus posiciones políticas. Defender a D´Elía es defender a un compañero que es sistemáticamente atacado por los grandes medios por ser parte de un proyecto político que transformó este país en favor de los excluídos de toda índole. Defender a D´Elía es defender al enjambre de morochos, a los cabecitas, que volvieron a tener voz y voto real en la Argentina a partir de 2003. Defender a D´Elía es confrontar con la estigmatización racista y, por qué no decirlo, profundamente gorila, que se hace livianamente de él, simplificando y descontextualizando cada una de sus opiniones, más allá de compartirlas o no.


Por último, el tercer elemento que puede parecer menor pero no lo es en la columna de Bruno, es la tribuna desde cual la escribe. Uno tiende a creer, prima facie, en la honestidad intelectual de quienes expresan sus opiniones en los medios de comunicación, más allá de quienes sean los accionistas mayoritarios y los editores en jefe del medio en cuestión.

Sin embargo, si uno aplicara el tipo de razonamiento que vos aplicás para cuestionar la presencia de D´Elia en la movilización, Bruno, podría sostener que forma parte de la ataque sistemático que desde hace años sufre desde las páginas y los programas del Grupo para el que trabajás. Yendo más allá, incluso, uno podría decir que el sentido de tu recientemente aparecida columna periódica en el blog de TN, no es otro que el de disputar desde distintos espacios la legitimidad que se ganó el kirchnerismo en la comunidad gay desde 2009 en adelante.

No voy a sostener semejantes cosas porque sería replicar tu mecánica de análisis, que es lo que vengo a cuestionar. Sí creo que es necesario aclararte que en la Argentina de hoy, no hay francotiradores virtuales posibles desde la terraza de la casa de... (Oh! Si!!!) Magnetto y Ernestina.

A riesgo de que me acusen de ser excesivamente binario en mi análisis, no puedo no decirte que nadie que entienda qué es lo que está en disputa en nuestro país en estos días, ni que identifique los campos de esa disputa, puede creer seriamente que una columna desde TN cuestionando a D´Elía no tiene una intencionalidad política de descalificación y que si no fue encargada expresamente, al menos fue festejada y aplaudida por los editores del medio para el que trabajás. 

Y te pido perdón por ser tan frontal, Bruno. 


Desde mi humilde opinión, pienso que la Ley de Matrimonio Igualitario, que aplaudo, es parte de un proceso de restitución y ampliación de derechos que comenzó en 2003 y que continúa en la actualidad. Y esta restitución y ampliación de derechos, más allá de las previas luchas de distintos sectores que construyeron el plafón para que esas iniciativas avanzaran, es inescindible de la voluntad política de un gobierno y un proyecto político que el compañero Luis D´Elía integra. Por lo tanto, lo natural es que Luis D´Elia participe de la "Marcha del Orgullo" como un actor más de aquellos que fueron protagonistas de este proceso. Lo extraño, en todo caso, sería que no estuviera allí.

La máxima goebbeliana del "miente, miente, que algo quedará" parece haber sido reemplazada por el "simplifica, simplifica, que algo dañarás". Y vos, sabiéndolo o no, sos parte de esa mecánica de descalificación, aunque lo hagas como un pretendido francotirador especialista en un tema en particular.

Releo tu nota. Releo lo que escribí. Y reafirmo lo que sostuve en el tweet con el que se inició esta discusión. La ecuación "caracterización de Iran como eje del mal + estigmatización de D´Elía + tribuna del Grupo Clarín", no me da otro resultado que el de considerar a tu artículo como un artículo decididamente gorila, mal que te pese.

Le mando un fuerte abrazo militante a aquel Bruno que alguna vez conocí luchando. 







5 comentarios:

  1. suscribo lo tuyo de punta a punta.Sucede estimado Horacio que cierta progresía no se banca el hecho cierto que la discriminacion dominante no es sobre las minorías sino sobre las amplias mayorias populares aun fuera de la educación de calidad, de la vivienda, de la salud,del empleo formal, del credito ,etc,etc,

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  2. En otras palabras, Nando, somos unos putos de mierda. Dale, decilo, no te quedes con las ganas.

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  3. aca toda mi postura bien clara

    http://poesiayramosgenerales.blogspot.com.ar/2013/11/luis-d-elia-en-marcha-orgullo-gay-se.html

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  4. Bruno,los fachos de la catedral son mas respetuosos y con mas ideas en definitiva que vos, ,fijate su respuesta a mi entrada

    http://poesiayramosgenerales.blogspot.com.ar/2013/11/ojo-al-piojo-ahora-el-papa-es-satanas.html

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  5. Horacio: no conocía tu blog, llegue a el a través del blog de Abel, PENSANDO EN VOZ ALTA. Suscribo cada palabra de tu post.

    Bruno: No sea tan pelotudo, mi amigo, nadie ha dicho semejante cosa.
    Pero rechazar a Luis D'Elia por sus opiniones en cuanto a que Irán no es de ninguna manera el mal absoluto, dejando de lado toda la complejidad del pensamiento de Luis sobre la causa AMIA es realmente de gorila discriminador. Debieras profundizar un poco en los dichos de Luis.

    Un abrazo, Horacio.

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